En los últimos años, el medio ambiente se ha visto gravemente afectado por altas emisiones de carbono, quema de bosques, especies en extinción y contaminación de ríos y océanos.
En este escenario, aunque varias agendas sustentables se alinearon con una visión global, sus acciones fueron insuficientes para asegurar el futuro de nuestro planeta. Hasta que la aparición de una pandemia nos obligó a frenar el ritmo desenfrenado del consumo y nos hizo pensar en un nuevo modelo de desarrollo económico.
Muchas empresas han comenzado a darse cuenta de que los hábitos de consumo nunca serán los mismos, porque cada vez más personas exigirán que los productos y servicios estén asociados a causas relevantes y tengan un compromiso real con los valores humanos y el medio ambiente.
Pero este movimiento solo comenzó a ganar relevancia en 2004, cuando Kofi Annan, el entonces secretario general de la ONU, cuestionó a los CEOs, directores generales de las grandes instituciones financieras, sobre cómo incorporar factores sociales, ambientales y de gobernanza en el mercado de capitales.
Desde entonces, varias reuniones han reafirmado la importancia de crear una agenda integrada, hasta que en 2020 Larry Fink, CEO de Black Rock, la administradora de fondos más grande del mundo, lanzó una carta que coloca la sustentabilidad en el centro de las inversiones.
Desde entonces, el desafío de fortalecer la cultura del propósito en las empresas se ha vuelto cada vez más relevante en la búsqueda de una nueva economía de impacto positivo, en la que podamos unir lucro, conciencia y acciones concretas.
Y hoy, el PROPÓSITO se ha convertido en consigna, ya que las generaciones futuras no se relacionarán más no sólo con las mejores empresas DEL MUNDO, pero con las mejores empresas PARA EL MUNDO.


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Parte de este beneficio se transformará en CASHBACK para que su empresa adquiera diversos PRODUCTOS y SERVICIOS y/o ACELERE OBJETIVOS SOCIALES o AMBIENTALES, a través de nuestra moneda digital, SEMILLAS.
Como ocurre con los ciclos de la naturaleza, estamos en el momento de “morir” para revivir una nueva economía.
¡Y la cultura del propósito puede impactar positivamente en toda su cadena productiva, colaboradores y comunidades locales, además de transformar sus acciones en semillas para futuras generaciones!
Truman Stakeholders. ¡Economía e innovación juntas por un mundo mejor!

LA CULTURA DEL PROPÓSITO
El propósito es el motor de la rentabilidad a largo plazo. El propósito no es un mero eslogan o una campaña de marketing. Es la razón fundamental de la empresa. Es lo que ella hace todos los días para generar valor para los players interesados. El propósito no es sólo la búsqueda del beneficio, sino que es el motor para conseguirlo. El beneficio no es de ninguna manera incompatible con el propósito. De hecho, el beneficio y el propósito están íntimamente relacionados.
La rentabilidad es esencial para que, con el tiempo, una empresa sirva eficientemente no solo a sus intereses, sino también a los intereses de los accionistas, empleados, clientes, comunidades, gobiernos, activistas y todos los que estén directa o indirectamente conectados con ella.
El propósito impulsa la cultura. El propósito es la base para tomar decisiones coherentes. El propósito ayuda a mantener los rendimientos financieros a largo plazo para los accionistas de la empresa.

